El desarrollo siempre debe comenzar desde donde estás y ser guiado por una conciencia reflexiva de hacia dónde quieres ir, qué tipo de desarrollo quieres lograr. El trabajo en el ámbito de la juventud tiene un gran potencial para estimular la reflexión de los jóvenes sobre dónde se encuentran y hacia dónde quieren ir. Es cuando el joven siente que es dueño del proceso y que es por su propio bien, y no principalmente en interés de los demás, que es más probable que tenga lugar un desarrollo real y sostenible. Por lo tanto, el trabajo en el ámbito de la juventud, también cuando se trata de problemas, siempre debe basar sus acciones en la voluntad, los recursos y la fuerza de los jóvenes afectados.
El trabajo juvenil a menudo se etiqueta como una práctica preventiva, pero el corazón y el alma del trabajo juvenil es la promoción. Mediante el apoyo a las ideas y acciones de los jóvenes, el trabajo en el ámbito de la juventud crea valor añadido tanto para los jóvenes como para la sociedad. Esto seguramente tendrá un efecto preventivo.