El desarrollo personal y social se lleva a cabo a través de la adquisición de nuevos conocimientos, habilidades, actitudes y valores, es decir, a través del aprendizaje. No menos importante, los valores y las actitudes se adquieren mediante la adaptación a los principios y valores que impregnan la «cultura» en la que vives. Esta es la razón por la que es esencial que el trabajo en el ámbito de la juventud cumpla estos principios fundamentales. La solidaridad, por ejemplo, puede explicarse y discutirse en la escuela, pero es a través de experimentarla en la práctica que te conviertes en una persona solidaria.
La investigación también nos muestra que «aprender cosas nuevas» es una de las cosas que más valoran los jóvenes en el trabajo en el ámbito de la juventud. (Véase, por ejemplo, El impacto del trabajo en el ámbito de la juventud en Europa: A Study of European Countries (en inglés).)