Este principio describe la participación y nos dice que es un proceso en seis pasos diferentes (y no solo un sentimiento abstracto). Basado en el diálogo y una práctica reflexiva, es a través de este proceso que los jóvenes, además, desarrollan sus conocimientos, habilidades, actitudes y valores.
Si los jóvenes participantes no tienen los conocimientos o habilidades necesarios para ser activos en todas las etapas, por ejemplo, preparando una línea de fondo para un concierto, la misión principal del trabajo en el ámbito de la juventud es ayudarlos a adquirir estas habilidades, no «asumir el control» y hacer cosas por los jóvenes, incluso si esto a veces puede ser necesario.